sábado, 29 de octubre de 2011

Birras y decisiones basadas en el sexo.




Puede que la conociera en un local de mala muerte, de los que en los baños el mármol sabe un poco ácido y dónde las camareras enseñan más pechuga que educación.
Titubeaba entre si acercarse a entablar conversación de alguna manera con aquél rostro blanco de rizos del color caoba y esas dos piedras preciosas engarzadas en sus cuencas oculares.
Él era un hombre con cierta labia, y sin embargo había algo que le impedía acercarse a ese trozo de tarta tan suculento.
Pero la oportunidad es una dama de burdel que nos engaña con cualquiera, y así, un hombre de mediana edad se presentó justo al lado de aquella preciosidad, cogiendo un taburete y haciéndose sitio en su distancia más corta.

Y decidió resignarse a su suerte y admitir que había tardado demasiado en decidirse, pero se dijo así mismo que si volvía a coincidir con ella, no dejaría la oportunidad a manos de un pobre alma de diablo con unas copas de más.

Se levantó sin más, a la mañana siguiente, se contentó con no tener síntomas de resaca, así que fue a por su taza de café matutino. Salió a recoger el correo y recogió el periódico del suelo, algo húmedo de las primeras gotas del rocío. Y sin más, lo vio. Vio la esquela, con la foto de un hombre cómo protagonista, en la sección de homicidios.


'' Hombre fallecido, de mediana edad, en las afueras de Glasgow, presentando varias contusiones y el cráneo prácticamente hendido. Hasta el momento ningún familiar o persona conocida ha presentado reclamos por el cadáver.''

Leyó ese extracto del  reclamo y decidió que de ahora en adelante quizás sería mucho mejor la opción de ir descargado de casa, sólo por si acaso.

jueves, 27 de octubre de 2011

Cómo entrar en el juego más famoso: la sociedad.

                                                         



  • Dos cucharadas del café más barato, el reloj más arcaico de tu propiedad privada y un pequeño trozo de uña, de color putrefacción.


-Espera, ¿Qué color es ese?
-Da igual, de todas formas en la vida no hay que seguir la receta justa, y en el caso de que tuviera que ser así, me agrada el hecho de que todos actúan a placer y cometen los mismos errores aunque con distintas consecuencias. ¿No es maravilloso? Todas esas cabezas de pergamino arrugadas en una misma dirección de espirales, esperando a que registren algo en sus minúsculas cabezas. Patético ¿No crees?
-Deja de darme la brasa y continúa leyendo.


  • Dos semifusas para acompañar a las malas noticias y sonrisas de papel desechable. Mullir las botas más pulcras que podamos optar a mantener, para evitar desgastar sus bordes contra encuentros de traseros ajenos.
Que receta más paupérrima.

- Seguiré apuntando ideas por el camino, menuda birria de libro. Continuando el tema de anterior, ¿Crees que Sussie seguirá enfadada conmigo? Después de todo, no pude evitar arrancarle el meñique después del mordisco, aunque pensándolo sosegadamente, fue ella quién tiró de su propia mano, no pudo refrenar ese impulso, así que ella debería asumir parte de la culpa.

- Collin, querido amigo mío, este libro te hará más bien a ti que a .

miércoles, 26 de octubre de 2011

Té y mata-ratas.

                                                         

Podríamos definir el sonido de una catástrofe cómo una melodía estruendosa, o tal vez cómo el ligero aleteo de una bella mariposa, aunque estoy segura de que la señora Dowson lo relacionaría mejor con la palabra soufflé.

Sí bueno, desde luego es una persona muy reservada, pero no se podría pedir más a una persona que aterraba hasta a la misma oscuridad. Era bastante famosa por su irritable presencia, aunque algún vecino en algún momento juró haber atisbado algún gesto de bondad en sus ojos, posibilidad que desecho dada mi experiencia.
Me temo que para la seguridad de mi libertad, en esta misma nota dejaré los pasos a seguir para encontrar su cuerpo, que se halla enterrado en el bosque, de la manera más digna que pude hallar en mis manos, aunque olvidé sus globos oculares entre dos pequeñas piedras, por puro capricho me atrevo a decir.

No espero enfurecer a nadie con mis actos. Tampoco espero redención, pues ya me proporcioné a mi misma, infinita y placentera calma.

                                                   Un cordial saludo: Miss Jay.

                                                                                              touch here

martes, 25 de octubre de 2011

Mad world.

                                                         

Maldito elefante neurótico. Me arrebataste de aquella manera mi última bolsa de pastillas y aún esperas que perdone tu desvergüenza.
Sal de aquí o patearé tu gordo trasero hasta que sudes la última gota de ron. Y comunica a mi mujer que este mes no hay dinero para sus inútiles sesiones de belleza.
Nelly, espabila, o tendré que cantarte el cumple años feliz a través de tu maldito ataúd.

Vamos, vamos.


                                                                            In 'ur mouth