jueves, 27 de octubre de 2011

Cómo entrar en el juego más famoso: la sociedad.

                                                         



  • Dos cucharadas del café más barato, el reloj más arcaico de tu propiedad privada y un pequeño trozo de uña, de color putrefacción.


-Espera, ¿Qué color es ese?
-Da igual, de todas formas en la vida no hay que seguir la receta justa, y en el caso de que tuviera que ser así, me agrada el hecho de que todos actúan a placer y cometen los mismos errores aunque con distintas consecuencias. ¿No es maravilloso? Todas esas cabezas de pergamino arrugadas en una misma dirección de espirales, esperando a que registren algo en sus minúsculas cabezas. Patético ¿No crees?
-Deja de darme la brasa y continúa leyendo.


  • Dos semifusas para acompañar a las malas noticias y sonrisas de papel desechable. Mullir las botas más pulcras que podamos optar a mantener, para evitar desgastar sus bordes contra encuentros de traseros ajenos.
Que receta más paupérrima.

- Seguiré apuntando ideas por el camino, menuda birria de libro. Continuando el tema de anterior, ¿Crees que Sussie seguirá enfadada conmigo? Después de todo, no pude evitar arrancarle el meñique después del mordisco, aunque pensándolo sosegadamente, fue ella quién tiró de su propia mano, no pudo refrenar ese impulso, así que ella debería asumir parte de la culpa.

- Collin, querido amigo mío, este libro te hará más bien a ti que a .

1 comentario:

Sir Lothar Mambetta dijo...

Copio la receta aunque el tiempo esté más para unas lentejas.

Y repito: usted está loca. Es la última vez que se lo digo... hoy.

Un beso.